
Orgullo LGTBIAQ+ 2025: Ser bisexual más allá de las grandes ciudades
Hay dos cosas que soy y de las que me siento extrañamente orgulloso: bisexual y zamorano. Digo extrañamente porque estas dos cosas que acarrean un montón de desventajas si lo comparamos con otras personas que sean monosexuales y que hayan nacido en una gran ciudad. Paradójicamente enfrentar la bifobia y todas las desventajas de vivir en una ciudad pequeña me han forjado un carácter propicio para prosperar en las condiciones más arduas. Hay una cosa que es muy típica de Zamora durante las fiestas patronales de junio, la feria del ajo y junto con las fiestas coincide algo mucho menos típico y que no se ha celebrado o conmemorado entre poco y nada: el Día del Orgullo LGTBIAQ+. He vivido siempre en ciudades pequeñas. Castilla y León es lo que tiene: horizontes amplios, cielos inmenso y unas calles en las que todo el mundo se conoce demasiado. No hay forma de que alguien no te reconozca o te relaciones con algo, no hay espacios neutros en los que no sentirte juzgado. Aquí vivir una sexualidad no heterosexual es todo un acto de resistencia. Ser bisexual en este contesto es aún más complicado, porque la invisibilidad no es solo social, sino que también cala muy dentro de ti. Constantemente te ves obligado a explicar que existes, que tu orientación no es una etapa ni una confusión, que no estás «a medias» ni buscando atención. Y no nos olvidemos que cuando te sitúan en cualquier tipo de relación con alguien ya están asumiendo tu orientación en función de tu pareja. Ser bisexual fuera de las grandes ciudades es enfrentarse todavía más a la bifobia de nuestra sociedad y en algunas ocasiones en un mayor grado. En un entorno donde el deseo y la atracción solo se mira con una lente fabricada